En la tercera semana de junio se estuvieron reuniendo los representantes de los 20 paises en mejor posición económica del mundo, es el famoso G-20. Representan las dos terceras partes de la población mundial y aproximadamente el 75% de la economía global.
No es poca cosa, en lo que se pongan de acuerdo tendrán peso en el mundo. El reto es precisamente llegar a acuerdos. Aquí es donde se encuentran algunos dirigentes y pocos de ellos con visión de estadistas con visión mundial.
Los problemas que se deben tratar son los de siempre, aunque hoy parece ser que la economía mundial es el tema preponderante que se encuentra amarrada a la crisis europea.
No por eso desaparecieron el calentamiento global, la pobreza, la deforestación, la hambruna, la sobrexplotación de recursos, la escasez de agua, las guerras, los genocidios y masacres, etc.
Pero como uno de los defectos del ser humana es ponerse de acuerdo en varias cosas a la vez, pues se intenta por lo menos ponerse de acuerdo en una. Al final se firmaran acuerdos, protocolos, intenciones y pocos compromisos, pero al menos es un intento. De los males el menor esperando que el destino no nos alcance.
Entre varias figuras asistentes se encuentra Jose Graziano Da Silva, dirigente actual de la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación) que fue entrevistado por una cadena televisiva nacional y entre sus declaraciones cabe hacer notar una que me llamo mucho la atención.
Da Silva menciona que entre el 30 y 40 por ciento de los alimentos producidos a nivel mundial se tiran a la basura. No nos encontramos en un problema de producción de alimentos actualmente.
Si bien, es algo que ya sabíamos, lo sorprendente es la cantidad enorme de desperdicio.
¿Entonces porque parte del mundo pasa hambre?
Y la respuesta por mas que obvia no deja de ser desesperanzadora es que es por causa de la economía.
Los grandes productores de alimentos son los países industrializados, y en una cuestión de economía no es rentable producir para saciar el hambre. Se busca maximizar utilidades, minimizar riesgos y costos y cualquier daño colateral son consecuencias del sistema. Mejor tirar el alimento que regalarlo o mucho peor, tener que pagar para hacerlo llegar a los países con hambre.
Algo no está bien. Se buscan soluciones para la economía cuando millones pasan hambre y sobra el alimento. Entonces entiendo que se buscan soluciones para los ricos (los que tienen problemas económicos) lo demás, y en este caso alimentos y hambre en el mundo, no importa.