
Entiendo que nuestro país no esté preparado para aplicar la pena de muerte, pero eso no significa que debamos desecharla. Es obligación del congreso (que ha sido útil para lo menor pero una tragedia para lo mayor) buscar formas precisas de su aplicación.
Tampoco se trata de aplicarla a diestra y siniestra, sino en delitos muy específicos. En las pocas encuestas realizadas a la población se han obtenido resultados a favor de la pena de muerte.
¿Cómo respetar la vida de quien, no solo acaba con ella, sino que lo hace de manera brutal y humillante? ¿Cómo respetar la vida de quien no respeta la dignidad, la libertad y hace sufrir a una víctima y a su familia?
¿Por qué debemos mantener en las cárceles, con posibilidad de salir, a criminales que en la primera oportunidad atentaran contra la vida y dignidad de otros seres humanos?
¿Porque necesitamos con vida a violadores, torturadores, pederastas, tratantes de personas, esclavistas y secuestradores? ¿Por qué merecen una oportunidad a quienes con saña han sido capaces de quebrantar la dignidad y humillar a un ser humano?
Cada caso de los mencionados afecta profundamente en la víctima, lo marca para el resto de su existencia. No solo se le humilló, sino que se le afecto en su dignidad e integridad, además del sufrimiento provocado a la familia.
Alguien que es capaz de llegar a tal grado de maldad ¿Merece simplemente un castigo y luego liberarlo? ¿Para que afecte nuevamente a la sociedad?
Este tipo de criminales debería saber que delitos de tal magnitud se castigan con la vida. La maldad cortada de tajo. Con la misma oportunidad que ellos dieron, es decir, ninguna. Con la misma clemencia que ellos aplicaron, esto es, ninguna.
Nadie tiene derecho a atentar criminalmente contra la vida, contra la libertad y la dignidad de otro ser.
Otro problema sería como aplicarlo, como deberán ser las leyes y los instrumentos que se deben instituir para no cometer injusticias.
Necesitamos nuevos modelos, romper paradigmas. Nuestros políticos actuales son un obstáculo. Los diputados y senadores están más preocupados por mantener sus espacios de poder que en el futuro del país.
Cuando se dice que el futuro está en los jóvenes, no solo es una completa verdad, pero además el presente esta también en ellos. Quedamos atrapados en modelos que hay que romper.