Les ones damunt l’or dels sembrats
El tsunami de del terremoto en Japon ha vuelto a poner sobre la mesa el problema que para muchas islas representan las aguas que las rodean. Muchas de las olas de este tsunami eran muchísimo más altas que los puntos más altos de muchos estados del Pacífico que, con tsunami o sin él, ven como cada año el mar que los rodea gana terreno y su territorio es cada vez más exiguo. Muchos habitantes de esos países se preguntan qué sucederá cuando por fin las aguas los engullan. ¿Los seguirán considerando estados? ¿Los borrarán de la lista? ¿Sus pasaportes serán papel mojado –no pun intended– y ellos se convertirán en apátridas? Antes del verano pasado, la agencia Ap se preguntaba: «¿Qué sucederá si los 61.000 habitantes de las Marshall se ven obligados a abandonar sus atolones? ¿Serán aún una nación? ¿Mantendrán su asiento en la ONU? ¿Tendrán el control de sus bancos de pesca y de los minerales que hay bajo sus aguas? ¿Dónde vivirán, y cómo se ganarán la vida? ¿En qué exactamente se convertirán ellos y sus hijos?». En situación semejante están Kiribati y Tuvalu, también en el Pacífico, y las Maldivas, en el Índico. No recuerdo cuál de esos países celebró hace cosa de año y medio un consejo de gobierno bajo el agua, con todos los ministros con bombonas de oxígeno y gafas de submarinista, para llamar la atención del mundo. Vimos las fotos, dijimos «qué cachondos» y nos olvidamos.
Pero para ellos no hay tregua: los que tienen la casa cerca del agua acumulan rocas en la línea de costa en un intento inútil de evitar que el mar avance. Pero el mar avanza, con rocas o sin ellas. ¿Podrían ayudarlos los holandeses, tan duchos en diques? Si no me equivoco, tras el Katrina ayudaron a la reconstrucción del que protege la zona de Nueva Orleans, que queda bajo el nivel de las aguas. En las Maldivas, la capital –Malé– está sólo a un metro sobre el mar, y cada año que pasa las aguas acortan esa distancia. De modo que la han protegido con una barrera de 4 metros de altura. Si los pronósticos se cumplen, de esos países el primero en desaparecer bajo las aguas será Maldivas. Le seguirán Kirivati, Tuvalu y las Marshall. ¿Continuarían siendo estados? No veo por qué no. A la Orden de Malta, expulsada de su último territorio por Napoleón, se la considera Estado y, bajo la ley internacional, tiene estatuto de observador permanente en la ONU, que le reconoce «soberanía absoluta como miembro en pie de igualdad de la comunidad internacional». Si, sin tener territorio, a la Orden de Malta se la reconoce como Estado, no hay razón ninguna por la que, cuando queden bajo las aguas, a estos otros países no se les reconozca el mismo estatus. De modo que pudiera ser que de aquí a un siglo haya en el mundo grupos humanos que –sin tener territorio propio– por motivos históricoclimáticos vean reconocidos sus derechos y su nacionalidad. Los hay afortunados.
Debido al calentamiento global, islas como Tuvalu están destinadas a desaparecer bajo el agua. Los gobiernos de estas islas, intentan rescatar lo más posible del patrimonio cultural de sus naciones.
Tuvalu, antiguamente llamada Islas Ellice, es un conjunto de ocho paradisíacas islas en medio de la Polinesia, en el océano Pacífico, casi en la mitad del camino entre Hawai y Australia. Es el miembro de las Naciones Unidas con menor número de habitantes (11.810) y sólo supera en tamaño al Vaticano, pero es un país del que cada vez se escucha más.
Durante las Cumbres de Cambio Climático, las voces de Tuvalu y de las Maldivas, otra isla de semejantes condiciones, se escuchan pidiendo ayuda y reclamando atención de las grandes potencias industrializadas, porque son dos naciones destinadas a desaparecer bajo el agua, debido al aumento del nivel del mar por el calentamiento global.
Se está estudiando el traslado de los habitantes de Tuvalu a Nueva Zelanda, o Niue, una pequeña isla del Pacífico (independiente pero asociada con Nueva Zelanda) que no está amenazada por el aumento del nivel del mar, pero que tiene una baja tasa de natalidad. Nueva Zelanda ha aceptado recibir un contingente anual de 75 evacuados, mientras que Australia rechazó las peticiones.
Tuvalu tiene una rica historia. El sistema tradicional de la comunidad todavía sobrevive en gran medida y cada familia tiene su propia tarea, o salanga que llevar a cabo para la comunidad, como la pesca, la construcción de viviendas o de la defensa. Las habilidades de una familia se transmiten de padre a hijo.
La mayoría de las islas tienen su propia Futi, o tiendas de propiedad del gobierno. Estas tiendas son similares a una tienda de conveniencia en las que se puede comprar alimentos más baratos debido a las subvenciones del gobierno.
Tuvalu está habitado desde comienzos del primer milenio a.C., cuando llegaron a ella habitantes desde los países de Tonga y Samoa. Actualmente es una monarquía constitucional perteneciente a la Commonwealth, en la que la reina Isabel II es reconocida oficialmente como reina de Tuvalu. Está representada en Tuvalu por un Gobernador General, nombrado a propuesta del Primer Ministro.
«Vivimos con el temor constante de los impactos adversos del cambio climático. Para una nación como la nuestra, el aumento del nivel del mar y fenómenos climáticos más severos son una amenaza creciente para nuestra población. La amenaza es real y grave, y es una forma lenta e insidiosa de terrorismo contra nosotros.», dijo su representante en Cancún, en la última conferencia de las partes (COP16). El reloj sigue su marcha contra Tuvalu.
Tuvalu, antiguamente Islas Ellice, es un país insular perteneciente a la región de la Polinesia, localizada en el océano Pacífico, aproximadamente a mitad de camino entre Hawái y Australia. Los países más cercanos a Tuvalu son Kiribati, Samoa y Fiyi. Consta de 4 arrecifes de coral y 5 atolones, con un área total de 25,44 km² (2.544 hectáreas). Después del Vaticano (932 hab.) y antes de la República de Nauru (13.048 hab.) es la nación independiente con menor número de habitantes. También es el miembro de las Naciones Unidas con menor número de habitantes, ya que dispone solamente de 11.810.1
Tiene una altura máxima de 5 metros sobre el nivel del mar, siendo, después de Maldivas (2 metros sobre el nivel del mar),2 el país con la menor altura máxima. Las islas que constituyen esta nación son amenazadas por cualquier futuro aumento del nivel del mar y la población podría ser evacuada durante las próximas décadas a Nueva Zelanda, o Niue, una pequeña isla del Pacífico (independiente pero asociada con Nueva Zelanda) que no está amenazada por el aumento del nivel del mar, pero que tiene una baja tasa de natalidad. Tiene clima tropical marítimo, moderado por los vientos alisios del este de marzo a noviembre, los meses restantes con abundantes lluvias y la vegetación típica está compuesta de palmeras (cocoteros).