Tenia sesenta años de edad, se dirigía hacia su escuela o hacia su casa. Una turba de fanáticos religiosos se abalanzo sobre el carro que le conducía a su destino (Se cree que esta turba eran parte de los 500 monjes guardia de Cirilo, arzobispo de Alejandría)
Corría el año 415 (o 416), el cristianismo a través de la iglesia católica apoyada por el emperador romano se extendía por todo el imperio romano. Los limites entre la fe, el fanatismo, la tolerancia, la ciencia y la brujería se perdían entre las interpretaciones de cada obispo.
Teodosio, emperador romano, se había convertido al catolicismo y la había declarado la nueva religión del estado. El libre pensamiento y la tolerancia religiosa se vieron amenazados y perseguidos, acusándose de herejes aquellos que no se ciñeran a la nueva religión.
Hipatia, hija y discípula del astrónomo, filòsofo y matemàtico Téon, quien la había educado para ser un ser humano sobresaliente. Se formo en el Museo de Alejandría, que a pesar de haber sido destruida años antes (Biblioteca de Alejandría) seguía manteniendo una gran reputación.
En el momento en que fue secuestrada por los fanáticos religiosos o chuzma enviada por Cirilo (Arzobizpo de Alejandría) erá la directora del Museo. No por herencia sino por meritos propios.
«Creadora y miembro de la Escuela neoplatónica de Alejandría a comienzos del siglo V. Seguidora de Plotino, cultivó los estudios lógicos y las ciencias exactas, llevando una vida ascética. Educó a una selecta escuela de aristócratas cristianos y paganos que ocuparon altos cargos, entre los que sobresalen el obispo Sinesio de Cirene —que mantuvo una importante correspondencia con ella—, Hesiquio de Alejandría y Orestes, prefecto de Egipto en el momento de su muerte.
Hipatia es la primera mujer matemática de la que se tiene conocimiento razonablemente seguro y detallado. Escribió sobre geometría, álgebra y astronomía, mejoró el diseño de los primitivos astrolabios —instrumentos para determinar las posiciones de las estrellas sobre la bóveda celeste—.»
Juan de Nikio, en el siglo VII, narra lo que ocurrio después.
Comandados por un lector cristiano llamado Pedro, la turba la golpeo, la desnudo y la arrastro por la ciudad hasta llegar al templo llamado Cesareo.
La acusaban de hechicera y hereje, seguramente escondiendo la envidia de Cirilo, por lo que Hipatia representaba. No solo fue la directora del museo, filosofa, matemática y astronomía, también fundo la escuela neoplatónica de Alejandría y conto con muchos alumnos, cristianos, judíos y musulmanes, algunos de ellos personajes influyentes de aquel tiempo: Sinesio de Cirene (con posterioridad obispo de Ptolemaida entre 409 y 413), perteneciente a una familia rica y poderosa, con quien que mantuvo una gran amistad. el hermano menor de Sinesio, su tío Alejandro, Herculiano, del que fue gran amigo, Olimpio, un rico terrateniente de Seleucia Pieria amigo de Sinesio, Isión, íntimo de Sinesio, Hesiquio de Alejandría, gramático y gobernador de Libia Superior, y su hermano Eutropio, el sofista Atanasio, Gayo, pariente de Sinesio, el gramático Teodosio y el sacerdote Teotecno, y unos tales Pedro y Siro, además del futuro prefecto imperial de Egipto, Orestes.
Siguiendo con el relato, fue llevada al templo llamado Cesareo, donde fue amarrada y con conchas marinas se le quito la piel. Aun viva, se procedió a descuartizarla hasta su deceso.
¿Qué delito puede merecer un castigo semejante?
Sus restos fueron paseados y exhibidos por la ciudad y sus alrededores. Finalmente sus restos fueron quemados para que no quedara resto de Hipatia, la bruja, hechicera y pagana.
Orestes, exdiscípulo de Hipatia y ahora gobernador de Egipto exigió castigo al emperador romano, sin embargo, «por falta de testigos» no se pudo proceder contra Cirilo. Que a la postre fue declarado santo por la iglesia católica y aumento a 600 su guardia personal.
El arzobispo Cirilo de Alejandría pasa a la historia como un fanático religioso que no pudo soportar la envidia y admiración que sentía por una mujer extraordinariamente preparada y con enorme influencia en la sociedad alejandrina.
La recuperación histórica de Hipatia ha pasado por muchas fases, algunos con un enfoque exagerado o misógino. Se cuenta, por ejemplo, que era una mujer muy hermosa o que permaneció virgen toda su vida. Desde mi punto de vista, es irrelevante si fue la mujer más bella o si permaneció virgen hasta su muerte. Lo que logró, su capacidad, su influencia en la cultura, su trayectoria y la trágica forma en que fue acusada y asesinada por un líder fanático religioso la dejan como un icono y modelo que debe perdurar.
En el 2009 salió la película Agora, que es una visión del director de la vida de Hipatia, si bien tiene algunos errores o modificaciones respecto a la realidad, vale la pena verla.
Frases atribuidas a Hipatia
«Comprender las cosas que nos rodean es la mejor preparación para comprender las cosas que hay mas allá.»
«Defiende tu derecho a pensar, porque incluso pensar de manera errónea es mejor que no pensar»
«Es algo terrible enseñar que las supersticiones son verdades»
«Esto lo digo a todos los presentes. Hay más cosas que nos unen que las que nos separan. Pase lo que pase en la calle, somos hermanos.»
«Esto es para ti. Es la sangre de mi periodo. Orestes…Dices haber encontrado la armonía en mí. Pues te sugiero que busques en otra parte, porque hay poca armoníao belleza en eso. ¿No te parece?» (Respuesta a Orestes cuando este le declaro su amor e Hipatia le regreso un trapo con la sangre de su menstruación)
Referencias
Muerte de Hipatia (Blog Nueva Hipatia)
Biografia de Hipatia (Wikipedia)
Hipatia, un espacio para la igualdad (Blog)
¿Qué sabemos realmente de Hipatia de Alejandría?
es triste la historia de esta mujer hipatia que no merecia un final tan tragico como el que tuvo sino todo lo contrario,puras bienaventuranzas, todo por la envidia de un hombre prepotente, porque de religioso tiene lo que yo de feo.
es triste la historia de esta mujer hipatia que no merecia el tragico final que tuvo, sino todo lo contrario, puras bienaventuranzas. todo por un hombre prepotente, porque de religioso tiene lo que yo de feo.