El caso de Elba Esther Gordillo ha estado ocupando espacios en los noticieros actuales. Un caso de corrupción ampliamente conocido por todos desde hace tiempo, pero cual gran descubrimiento del gobierno, ahora descubrieron a una defraudadora.
Muy documentado están los excesos de esta lideresa que llego a la dirigencia de los maestros gracias al PRI y a Carlos Salinas de Gortari, sustituyendo a otro pillo de aquel tiempo. Los privilegios con que cuentan los sindicatos, en especial los de gobierno, son obra y gracia de aquel viejo partido, ahora en el poder, que los usaba como medio de control y subvención para ellos mismos.
¡Qué bueno que cayo Elba Esther! Pero así como ella hay otros tantos dirigentes sindicales que se dan lujos de multimillonarios con nuestro dinero, empezando con Romero Dechamps y no olvidando a Napoleón «el minero».
¿Habrá algún líder sindical que tenga las manos limpias?